jueves, 29 de marzo de 2012

De como Da Vinci saca mi vena política

 ¿Por qué los mejores títulos se reservan siempre a las obras más mediocres? ¿Acaso los grandes artistas dejan a su sobrino más cabrón poner el nombre de sus creaciones mientras que, los que no lo son tanto se pasan el tiempo que dura la concepción pensando en el nombre de la criatura?.

Definición gráfica aproximada de velilla comedulces
 Eso podría explicar el por qué mientras Cosas que te conté mientras te hacías la dormida es el título de un álbum que no le hace justicia, La Gioconda se llama simplemente alegre - por pavor, un poquito de coherencia señores artistas, así no pretendan que frases como "...No, si la canción es preciosa, pero es que en inglés ganaría mucho" no taladren la sensibilidad de cualquier individuo que piense un poco y se dé cuenta de que, quien la dice rara vez es capaz de repetirla en la lengua de Shakespeare ... Hasta que yo me dí cuenta, creía que no era necesario entender completamente una obra de arte para emocionarse con ella; nunca imaginé que fuese requisito indispensable ser un velillo come dulces tras una caminata-.

 En fín... ahí dejo mi reflexión, producto sobre todo de un día en el que me han obligado a ejercer mi derecho a huelga. Ventajas que tiene vivir en un país libre, todo son derechos y libertades, poco importa que los quieras o nó (que conste que no estoy en contra de una huelga convocada a destiempo, sólo me molesta el hecho de que unos piquetes informativos - ya me dirás tú a mi a qué viene ese nombre en plena era de la información- me impidan acudir a un examen bajo la amenaza de romperme la cabeza cuando vuelquen mi guagua o convertirme en la antorcha humana.

 ¡Viva la libertad de expresión, el derecho de enseñanza, el de libre circulación y todas esas mierdas que dejan de tener significado en estado de excepción, o hablando políticamente bien, en día de huelga!.

 ¡Que Viva! 

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