Mr Arena me odia

Heme aquí de nuevo, aun con la resaca del Martes en el lagrimal pero asustada por la velocidad que el señor de la arena ha decidido vengarse de mis críticas de ayer.

No crea, señor agente del FBI que no sé lo que piensa "Ahora resultará que el dios del tiempo no tiene nada mejor que hacer que vengarse de una persona tan insignificante". Y ayer yo misma le hubiese dado la razón, pero díganme usted si no es demasiada casualidad que después de haberme quejado ayer de lo caprichoso que es Mr. Arena, me encuentre de pronto, como teletransportada en un agujero espacio-temporal, treinta y una horas después de mi último contacto con las letras, frente a mi chatarrita y sin entender muy bien como he llegado hasta aquí.

Comienzo a plantearme si "los malditos gringos" han vuelto a mi vida, y de ser así, si volverá todo a ser como en nuetras últimas horas juntos. Lo cierto es que no puedo evitar echar de menos sus continuos boicots... era una buena época, de esas que la literatura me ha enseñado que no vuelven. Pese a ello, nos echo de menos.