Sigue a la rana si no me entiendes |
Era feliz en su mundo de síes... todo era perfecto, las nubes se escondían cuando él abría las cortinas y los viajes en avión eran más apacibles desde que habían desaparecido los niños de su vida.
Otra vez era 1 de septiembre, y otra vez estaba en el mismo balcón, en la misma habitación del mismo hotel... era feliz... ¿había mencionado ya lo feliz que era? Hacía ya un año que su novia había desaparecido de su vida, se había ido sin decirle qué sería del niño que esperaba y ya ni siquiera lograba recordar lo que sentía cuando ella pronunciaba su nombre, porque él tenía un nombre ¿verdad?.
Alguien debería haberle advertido, antes de arrancar esas páginas de su vida, de que el resultado podría ser un desastre... que extrañaría tanto a un bebé que si siquiera sabía si existía y que la monotonía lo aplastaría de ese modo contra el asfalto, pero lo había conseguido. Pese a haber pasado tanto tiempo en la olla, esta rana había logrado saltar...